Desigualdad de género en los tratamientos para adicciones

La Comisión de Políticas Sociales y Economía Social del CESBA y Fundeco presentaron un informe al respecto.

Las mujeres que buscan dejar de consumir sustancias psicoactivas suelen tener pocos recursos económicos para acceder a un tratamiento, generalmente se dedican a las tareas de cuidado de su familia, sufren situaciones de violencia en sus hogares y, también, reciben violencia por parte de las fuerzas de seguridad. Esta información se desprende de un estudio que presentaron la Fundación para la Promoción de la Economía Social y Cooperativa (Fundeco) y la Comisión de Políticas Sociales y Economía Social del CESBA. Del encuentro participaron, por el CESBA, Matías Tombolini (presidente), Raquel Vivanco (consejera por la Cooperativa Milagros y coordinadora de la Comisión), Rodrigo Herrera Bravo (secretario ejecutivo) y Laura González Velasco (directora de Proyectos Especiales y Calidad Institucional), mientras que por Fundeco estuvieron la diputada nacional Victoria Donda (presidenta), Lorena González (directora), Mónica Penelo (coordinadora de los programas de consumo), Carla Mellioni (psicóloga), Mariela Giacoponelo (psicóloga) y María Quiroga (directora de Salud Mental y Adicciones de la Defensoría del Pueblo).

El objetivo general del informe fue analizar los obstáculos percibidos por los equipos de salud y usuarias de estos servicios para el acceso y sostenimiento de los tratamientos por consumo problemático de sustancias psicoactivas en el Hospital Álvarez. Puntualmente, las investigadoras quisieron conocer las causas de la brecha de género en este tema.

Datos de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) indican que, si bien hay un aumento de consumo problemático de sustancias psicoactivas en mujeres, existe una brecha en el acceso a tratamiento. El año pasado, este organismo reportaba una población asistida compuesta mayoritariamente por hombres (80%) y una minoría femenina (20%).

Para la investigación se realizaron entrevistas con profesionales del Servicio de Adicciones del Álvarez y a mujeres consumidoras. 

Entre los resultados encontraron que, en cuanto a las barreras sociales, las principales dificultades que tenían las mujeres para acceder a instituciones para desintoxicarse se encuentran factores socioculturales y económicos y la estigmatización sociofamiliar. Generalmente, las mujeres reciben menos apoyo por parte de su grupo familiar a la hora de encarar un tratamiento, y son las que más consultas hacen sobre adicciones (un 72% más que los hombres), pero no lo hacen para ellas sino para buscar ayudar para terceros que están en riesgo.

Con respecto a las barreras institucionales, en el análisis se identificó que, debido al cuidado de los hijos, a las mujeres se les dificulta sostener un tratamiento. Asimismo, el primer paso que realizan es asistir a un grupo de autoayuda o atenderse en un hospital general. Finalmente, muchas pacientes se quejan porque se las sobremedica y porque para trabajar en la salud falta formación en perspectiva de género.

En cuanto a las barreras emergentes, identificaron que la mitad de las entrevistadas reconoció haberse prostituido para conseguir sustancias psicoactivas. Además, todas mencionaron experiencias de violencia dentro de sus familias y el 83%, específicamente de violencia doméstica. Al mismo tiempo, en varios casos las entrevistadas denunciaron ser víctimas de violación por parte de las fuerzas de seguridad.

Para empezar a resolver esta brecha, los autores propusieron algunas políticas: la realización de campañas de difusión de derechos, la creación de un Protocolo de Actuación para la Prevención y Erradicación de la Violencia de Género en los Servicios de Salud y las Fuerzas de Seguridad, que existan manuales de formación para fuerzas policiales y equipos interdisciplinarios en el territorio preparados para tratar a mujeres que llegan por problemáticas diversas, la realización de un barrido de casos de consumo problemático en salas de espera en centros de atención primaria y la creación de espacios institucionales que tengan lugares diseñados para niños pequeños, con actividades extramuros.

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