Elaboramos un nuevo informe sobre “integración urbanística y social de villas”

La Comisión de Vivienda elaboró un nuevo informe que continúa con la investigación precedente del año 2016, acerca de la orientación que asume la política pública hacia las villas de la Ciudad de Buenos Aires.

De ese modo, el estudio titulado “Integración urbanística y social de villas ‘en agenda’. Un abordaje a su intervención”, aborda de manera actualizada los procesos de reurbanización e integración socio-urbana impulsados por el estado local en las villas 20, 31-31 bis y Rodrigo Bueno, al mismo tiempo que incorpora el caso de Playón de Chacarita.

Las cuatro villas estudiadas tienen una larga historia en la Ciudad de Buenos Aires: los asentamientos 31-31 bis y 20 tienen más de 70 años de existencia, mientras que las villas Rodrigo Bueno y el Playón de Chacarita se encuentran desde la década de 1980. El origen de estos barrios está estrechamente vinculado a la precarización de la fuerza de trabajo y la profundización del déficit habitacional que tuvo lugar durante la hegemonía neoliberal, iniciada a mediados de la década de 1970.

Por esa razón, el objetivo general consiste en comprender las intervenciones en los cuatro casos de estudio, así como la interacción de estos con los entornos donde se insertan —dando cuenta de fortalezas y dificultades para su potencial de integración socio-urbano—. En este marco, el informe contempla los arreglos institucionales para la ejecución de la política, las dinámicas de intervención estatal, la relación y efectos posibles actuales y futuros para los habitantes así como con el marco de interacciones producidas mediante Mesas de Participación u otros espacios de involucramiento social para el diseño y ejecución de las medidas pertinentes.

En ese sentido, el informe llevado a cabo pone sobre la lupa que las intervenciones, tanto en la provisión de viviendas nuevas como la rehabilitación de viviendas recuperables, presentan incógnitas e indefiniciones: respecto de las viviendas nuevas, no se tuvieron en cuenta las preferencias habitacionales de los destinatarios, así como tampoco se previeron las consecuencias que los mejoramientos pueden tener en los valores del alquiler una vez renovadas y mejoradas las condiciones de habitabilidad de las viviendas. Además, no hay definiciones certeras del crédito al que serán afectadas las familias receptoras de residencias nuevas.